20111002

MEDITAR DESDE EL CORAZÓN

Lo más maravilloso al despertar, es sentir que mi humanidad agradece respirar un día más, que mis ojos se regocijen al contemplar la presencia de los míos y que no importando el tic tac de mis horas, vivo mi presente de forma intensa y única. Mucha de esta forma de sentir y pensar, proviene de mis momentos de meditación.
La meditación es silencio, energiza y colma. Y digo silencio, porque es la expresión exacta que le doy cuando en soledad voy en busca de lo inexplorable de mi naturaleza. Pero lo que hacemos en realidad es entrar en la parte más profunda de nuestro ser. Es como ir hasta el fondo del océano, donde todo está quieto y tranquilo. En su superficie, puede haber multitud de olas. Pero abajo el mar no se ve afectado. Allí todo es silencio. El temor, la preocupación, la duda y todo aquello que refleje agitaciones y emociones del día, serán aplacadas sin lugar a dudas.
Pueden existir discusiones, debates y diferencias en el pensar. Pero la única verdad de todo, la descubrimos en el silencio. Sólo basta acallar nuestra mente y descubrir la inmensidad en nuestro corazón y elevarnos en ella. Con el silencio, puedo comunicarme directamente por una mirada, un gesto o una acaricia. Las palabras sobran o mejor dicho, siento que son irrelevantes y pobres en ese momento. La meditación nos acerca de forma exacta a muestra existencia misma y sin sellos que nos aten.
Observando en muchas ocasiones.me he detenido a reflexionar que el silencio para muchos no es bien recibido. Existen temores, vergüenzas o una impresión de sentirse expuestos. Y se nos ocurre cualquier cosa con tal de llenar ese vacío, de lo contrario significaría enfrentarnos a nosotros mismos.
No existe mejor maestro que el corazón amante del silencio. Nuestra mente tiene tantas preguntas, sin embargo, nuestro corazón tiene, y es, la respuesta.
La mente es lógica, razonamiento y normas, pero el corazón es quien domina nuestras emociones y sentimientos y sin ellos, quiénes somos? Cómo podríamos experimentar el amor, el dolor, la pasión, la compasión y  el deseo? Todo lo he sentido en mi vida y aunque volviera a nacer, querría vivirla de igual forma. Mí naturaleza es pasional, sin dudas ni reparos cuando amo, admiro o deseo. Y cada momento ha sido único e irreemplazable.
Al final…a eso hemos venido.  

“Para amar y ser amados”.